Las aspas

Imatge d’arxiu d’Olga Puertas

Es difícil encontrar molinos de viento en Sant Boi, ahora llamados aerogeneradores, no están y no se les espera. Sin embargo los hubo. En casonas de la calle Raurich y Miquel, donde aún se mantienen convertidos en pura chatarra. Servían para subir agua de los pozos caseros.

También en los campos existen restos de instalaciones, casi todas desmanteladas por un próspero chatarrero local. También en la Plaza Cataluña 5 existió un taller donde, desde los años 1948 al 1980, el hábil artesano Zenón Biosca creó y patentó diversos aparatos  con los cuales, mediante dínamos con ruedas de bicicletas y móviles de aspas, logró suministrar fluido eléctrico para viviendas aisladas, pozos y acequias, en una época con dificultades de suministro eléctrico e insuficientes líneas de tendido. Sus productos perfeccionados se vendieron fuera de Sant Boi y hasta en el extranjero. Estos hechos son recordados por quienes lo conocieron.

Desde entonces, Sant Boi sufrió la expansión de FECSA, monopolio al que se favoreció desde el poder. Así existen hoy tres centrales eléctricas ya de ENDESA-ENEL, propiedad del estado italiano, y que a pesar de los microcortes, apagones y líneas sin soterrar y sin renovar, sigue sin el control administrativo de sus concesiones y con sus propiedades cuestionadas, como la central Vinyets que ya no precisa sus 67.000 m2 para funcionar al tener otras dos centrales en Sant Boi.

Tal vez el que se consientan sus irregularidades de servicio, con periódicas protestas en los plenos y medios, se deba al considerable número de impagos del recibo eléctrico; lo cual obliga al ayuntamiento a ser condescendiente. En días regirá la nueva y secreta tarifa eléctrica, que puede hasta triplicar el importe habitual del recibo eléctrico: los llamados “pobres energéticos” aumentarán.

A todo eso, con la pandemia sin acabar, nacen en Bruselas diversos planes y ofertas con 140 mil millones para paliar la crisis económica española. Uno de ellos pretende el impulso de la energía renovable, a todos los niveles, incluso municipales y de colectividades vecinales. Se nos pide, dada la mala fama hispánica, el detalle y justificación de todas las ayudas solicitadas, so pena de devolución y sanciones.

Recién estrenada tenemos ya una fiscalía antifraude europea (EPPO) para controlar el buen uso de los fondos. Sin embargo pasan los meses, se apuran los plazos, y mientras otros ayuntamientos vecinos publicitan sus planes y solicitudes de ayuda, en Sant Boi seguimos en la ignorancia. Será porque Cataluña solo aporta el 15,6% de la energía renovable estatal.

En Sant Boi he preguntado sobre nuestros kw verdes y nunca han contestado. Solo hay que mirar desde Sant Ramón el nulo desarrollo de huertas solares, en terrenos improductivos, o la inexistencia de aerogeneradores con sus aspas girando en los montes municipales. De una manera absurda, cuando profundizas en el tema, encuentras una extraña amalgama opositora: políticos ineficaces, agricultores conservadores y hasta un sector de naturalistas y paisajistas ultramontanos que se maravillan por el rigor de la ZEPA del 1994 y que se congratulan de las moratorias y las dificultades a los promotores de renovables.

Ante eso, nuestro Ayuntamiento podría recordar el ejemplo y coraje de un emprendedor santboyano, V. Zenón Biosca, que hizo realidad el aforismo de Schumacher de “lo pequeño es hermoso” en una época dura. Que aprendan los que tienen que decidir sobre planes y ayudas UE de renovables.

Olga Puertas és regidora no adscrita de l’Ajuntament de Sant Boi.

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