Voy al mercado de abastos y también a los supermercados locales, en uno de ellos, bien conocido por cierto-; avisté un rótulo sobre una pila de alcachofas, con un precio llamativo: 3,95 euros el kg, me sorprendió, dado que con todas las alzas últimas, mi precio de referencia, estaba en 1,50 eur/kg . Sé que la en realidad, -alcachofa de Tudela-, es un producto de proximidad, que en el Prat y Sant Boi ha arraigado como producto de hortaliza fresca muy demandado; hay fiestas, ferias e incluso productos derivados.
Digamos que las alcachofas, -una verdura sana y muy del Parc Agrari- tiene las ventajas, sin mencionarlo de ser Km0 y ser poco manipuladas. Ahora bien, como economista, seguí en mi indagación y comprobé los precios en la “web” de Mercabarna y allá aparecieron como precios: el dominante 1,50 eur/kg y el máximo de 2,00 eur/kg.
Aclarado el enigma y al comentarlo con amigas; algunas de ellas, me dijeron que era un tipo de precios, que les recordaba los de la fracasada tienda ecológica de “Veritas”. Productos caros, de buena calidad y con el marchamo de sello ecológico, aunque este no era del todo el caso expuesto aquí.
Lo considero , como edil de la segunda ciudad más pobre de la comarca, con sus casi 4000 demandantes del Banco de Alimentos local y otros déficits socioeconómicos graves. Porque nos podría también ocurrir, además, que con los alimentos de la agricultura periurbana tan cercanos, se nos escaparán por su carestía de nuestra cesta de la compra.
Comprobaremos también, que la tan loada por UPA y UP “Ley de la cadena alimentaria-25.2.20” es un fracaso, y que no logra su propósito de precios justos y penalización de los márgenes de los intermediarios, y que por supuesto no se aplican las multas penalizadoras a estos. Esto nos ocurre en un momento inflacionario y con un “Parc Agrari” en crisis existencial por la amenaza de la Zona ZEPA y sin reorientarse aún como fuerza productora, moderna y competitiva ante las autoridades concernidas; incapaces de ponerse de acuerdo, hasta en la construcción de instalaciones agroindustriales, aptas para servir productos envasados e higienizados para el sufrido consumidor final.
“La ley de la Cadena alimentaria” simplificaba mucho, al considerar que los precios se fijarían -de abajo a arriba con ella-, resultando hasta ahora, lo contrario.
Los precios suben cada día y por ello, he preferido ejemplificar con un producto de huerta, muy nuestro y hasta con una cierta imagen de marca: la alcachofa.
Por desgracia, lo visto y explicado, ocurre en todos los productos alimentarios; haciendo de la cesta de la compra, uno de los capítulos de gasto, más gravosos de la economía familiar. Superamos el COVID-19 con nuestra Sanidad y también con el sector primario y de distribución. Es ahora cuando sin urgencias sanitarias, por ahora, debería ordenarse el sector agrícola en general y el local en particular, para “pacificar” como dicen nuestros políticos los precios de la alimentación. Me llegan avisos de nuevos paros de los autobuseros, con concentraciones ante los Ayuntamientos, y tal vez sea la hora de las protestas de los consumidores extorsionados por los aumentos de precios sin tregua ¿De qué sirven la OMIC y los celadores de mercados, entre otros organismos y personajes que velan por la transparencia comercial y la elaboración y vigilancia de los índices de precios?