Tengo raíces navarras y el San Fermín (7 de julio) me emociona aún, pero si ya mis primas reconocían que las Fiestas era mejor vivirlas extramuros -salvo los grandes momentos-, hoy ya con un millón de visitantes son otra cosa muy distinta de las carreras de mozos ante toros. Sexo, alcohol y hasta drogas son desde ya hace mucho, elementos del paisaje pamplonica y del paisanaje forastero que se agrupa en esta pequeña ciudad.
En este ambiente se produjeron los hechos que se reportan en la ya conocida sentencia de “la manada”. Ésta ha sido protestada y cuando aún se estaba en ello han surgido en distintos lugares de España algunos sucesos inspirados por la controvertida historia sanferminesca.
El más próximo a nosotros ha ocurrido un sábado 19 de mayo, a la salida final de una discoteca de Molins de Rei. Una chica sube a un coche con cuatro jóvenes y estos en el codiciado “Pla d’en Mas”, de Sant Boi la violentan y después, semidesnuda y confusa, aparece en este popular parking municipal próximo al FGC y al Ayuntamiento, donde queman coches a veces; un vigilante la auxilia y en el Hospital de Sant Boi es reconocida. Tras la denuncia, cuatro jóvenes son detenidos. Ellos alegan “sexo consentido”, cosa que se investiga en el juzgado número 1 de Sant Boi.
Hace un pleno pregunté al edil de Seguridad sobre las órdenes de alejamiento y de protección existentes en nuestra ciudad: lo ignoraba. Todos los plenos se inician con la lectura de las muertas por violencia de género. Ambas cosas van ligadas- a mi parecer-, y el no saber los números de los hechos, nos hace caer en la falsa confianza, en la modorra anti-estadística.
Estamos en una ciudad feminista, empoderada y de acogida, pero tras todo ello aparecen hechos crueles, bestiales, como las violaciones. ¿Podemos seguir ignorándolos? ¿Es útil no querer saber de la extensión del fenómeno que a través de las imágenes por redes, merma para siempre la privacidad de los investigados y de su víctima? Véase el tiroteo de Annapolis, venganza de un antiguo acosador.
Conviene ser mucho más riguroso con las discotecas, sus horarios, su seguridad y con los trapicheos y acosos que en ellas se producen.
En ocasiones los Sanfermines; en otras, verbenas, “raves” y casi siempre discotecas decadentes que se resisten a morir. Son todas zonas de caza, acoso y derribo.
Las medidas útiles:
Dar las cifras judiciales y de los “observatorios del crimen” y asegurarse una inspección patrullera. Pueden evitar dramas como los comentados.
¡Ah! en el antiguo Hiper y alrededores permanecen las hetairas, que en solemnes actos, condenamos junto a sus “patrocinadores”.
¿Sabremos en detalle el número de refugiados acogidos en la ciudad y los compromisos de acogida futuros? ¿Cuántos más? Somos una ciudad con un 15,2% de pobres.
También recordar que una ciudad sostenible y premiada, debe autogenerar su energía ”limpia” como objetivo fijo. ¿Cuántos kW verdes generamos por año? ¿Eólicos, solares? Si cobra, edil, sepa el dato.
Un recuerdo nicaragüense, urge ya con 200 muertos por el dictador Ortega, revisar el acuerdo con el Ayto de S. Miguelito puesto que allí hubo fraude electoral.
¡Fuera la sordina municipal y su permanente modorra numérica!
Olga Puertas es concejal de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Sant Boi