El Ayuntamiento de Sant Boi tiene 93 millones de euros de presupuesto por año y una nómina de más de 1.000 empleados. Estos datos lo convierten en una gran “empresa” local. Esta “empresa”, tiene filiales: Claus (inmobiliaria), Igualsom (correo) y Coressa (basuras y limpiezas), las tres con problemas e incierto porvenir.
En algún pleno reciente se ha presumido de “municipalización empresarial” al decir que ocupamos uno de los primeros lugares de España (con ¿Marinaleda?) y seguro de Cataluña. También de que somos un municipio puntero en cuanto a ayudas externas al Tercer mundo. Ambos hechos son ciertos, al igual que reconocer que todas las aventuras empresariales han acabado en números rojos e inclusive algunos programas de ayuda externa no resisten ya las nuevas normas de control de resultados imperantes en la ONU y ONGs solventes.
El gobierno municipal local ha sido un banco de ensayos, para todo tipo de autodidactas que por fortuna para ellos han llegado al mando y sin grandes críticas ni exigencias han continuado proyectos iniciados que eran inviables y ruinosos, pero su inseguridad profesional les ha llevado a no tomar medidas correctoras. Ahora como cada año el IBI que se incrementa en un excesivo 1,95%. Es la solución para tanta ineficacia administradora. ¿Por qué? Porque es la manera fácil y rápida de continuar con el gran error: el de no reducir el capítulo de gastos innecesarios.
Ni con la crisis del 2008 hasta hoy, ni con la obligatoriedad en 2018 de calcular los costes directos e indirectos de todos los servicios municipales como en Sant Cugat y Barcelona, ni con la exigencia de Bruselas para 2017 de cerrar las empresas municipales deficitarias, ni el recordar que la fundación de Coressa lo fue por el fraude de PULIM, que el aroma del “gran boom” inmobiliario impulsó a Claus y que la demanda de afectados justificó a Igualsom. Grandes motivos, pero con todo ello no aumenta la inversión libre.
Y con esta obstinada falta de previsión llegamos a la situación actual: más de 5 millones de gasto en la nueva Coressa para no ser penalizados en 2017 con las nuevas tarifas de 45 euros/Tm de basura no clasificada “resto” (ahora a 22,5 euros/Tm). Tamaña tarea se adivina casi imposible para Coressa, una empresa sin jefe-a que en cada pleno recibe críticas por la suciedad de nuestras calles. Continuaremos asumiendo su déficit crónico, cada vez peor disimulado y deberemos disculparle –ahora- el que la recogida neumática de basuras que nos fue instalada (hace 2 años), cuando ya muchas ciudades la retiraban por costosa, sea por fin entendida como una mala inversión, un gran error y deba arrancarse todo lo recién instalado.
Sin embargo, los VIPS y en algún caso hasta sonrojándose, se niegan a darnos las cifras del coste de lo instalado ya inútil y del importe del desmontaje necesario, y sí podemos adelantar que con todos los disimulos contables será una millonada, sin el lucro cesante. El malgasto en una ciudad de rentas bajas es una ofensa y un prejuicio para tantos que viven con precariedad y presupuestos ajustados. Y es lo que sobra en 37 años de PSC: los trucos en el presupuesto en un lugar donde se mira hasta el céntimo por la gran crisis y los anunciados ajustes.
Olga Puertas, concejal de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Sant Boi