Olga Puertas: Sociedad de servicios

Olga Puertas, candidata a la alcaldía de Ciudadanos, a las puertas de Can Massallera // Elisenda Colell

Ya pasadas las Navidades, surgió la extravagante noticia de que millares de inmigrantes de aspecto norteafricano habían procedido al acoso sexual de alemanas en estaciones de ferrocarriles. Se estaba produciendo aún el aluvión de un millón de inmigrantes sirios, iraquíes, afganos sobre Alemania, a través de Turquía y Grecia, mediante tramas delictivas.

En esta sociedad suspicaz y desinformada, empezó el debate relacionándolo con los movimientos populistas alemanes. ¿Falso? ¿Verdadero? Los prejuicios “conspiroparanoicos” de los dos bandos que en las redes se enfrentaron, se diluyeron cuando las denuncias policiales, por violación, acoso y robo empezaron a ascender muy pronto a centenares, a medio millar, pronto a casi mil. En Colonia, Hamburgo….la suma crecía y pronto se sumó Zurich y Helsinki.

Las protestas feministas por todo ello llevaron a una investigación que provocó el cese del jefe de policía de Colonia por ocultar información de las denuncias habidas y disimular el origen de los agresores. Los ministros de Justicia e Interior rectificaron a la alcaldesa de Colonia que pedía a sus ciudadanas “vestir con decoro y mantener un brazo de distancia con los hombres”. Ésta debió excusarse ante las evidencias delictivas de lo que ya se reconoce como un plan organizado desde fuera de Alemania. Entre los detenidos aparecieron refugiados sirios.

La Unión Europea en fuerte controversia interna por los cupos obligatorios impuestos por Merkel, mantuvo sus controles aduaneros más intensos aún que tras los atentados de París. La inocencia y generosidad inicial ya daban paso al recelo general y a la cerrazón de los países del Este.

España con ocho siglos de dominio musulmán y un 1,7 millones de musulmanes en 2015 se disponía a acoger el cupo inicial de 1.300 refugiados con propuestas de llegar a los 14.000. Es un tema no cerrado. En Sant Boi está previsto un cupo inicial de 15 refugiados para los que habrá vivienda de alquiler, con diversos organismos y ONGs que colaborarán en su acogida.

Les sugerimos que recojan las novedades formativas y de orientación cívica que los refugiados ahora ya deben acatar en Alemania a raíz de los incidentes en aglomeraciones urbanas y en piscinas públicas. Es conveniente vivir en una sociedad y respetarla en sus valores sociales y ciudadanos, no tan sólo servirse de ella y probar de imponerle comportamientos atípicos por la fuerza. Valdrá más incluir estos implementos educativos que las permisivas tolerancias pasivas. Ser los últimos tiene sus ventajas a veces, para mejorar los procedimientos. No en vano estamos en una sociedad de servicios.

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