Zamora (175 mil habitantes) y Ávila (160 mil habitantes) están convirtiendo el progresivo envejecimiento de sus poblaciones en una posible fuente de ganancia con la creación de servicios de atención personal; una rama de especialización económica de la industria terciaria.
Ambas ciudades inmersas ya en el “llamado invierno demográfico” y en zonas de la llamada España vacía han decidido abatir barreras arquitectónicas, apostar por los diseños ergonómicos en los equipamientos sociales y planear con anticipación sus ciudades para atraer inversiones en el sector de las residencias geriátricas y centros de día; para sus habitantes y posibles residentes forasteros.
En ambas gobiernan alcaldes de fuerte liderazgo, incluso a contracorriente de sus partidos pero con amplio respaldo popular. Diríamos que las dos ciudades aspiran ser un tipo de Florida de secano para veteranos y “seniors” de la región centro.
Hablemos ahora de Sant Boi (83 mil habitantes) y sin ninguna residencia geriátrica pública en su término. Las existentes privadas y concertadas son insuficientes para el casi 25% de “seniors” existentes y su censo por ello incapaz de absorber el “baby-boom” de los años sesenta. Las iniciativas de concejales –yo entre ellos, inquiriendo sobre la urgente necesidad de dotarse de más equipamientos– no son atendidas a pesar de las interpelaciones públicas de colectivos afectados.
La respuesta está en la Generalitat, la cual desde hace años mantiene –con CDC y ahora ERC– su negativa a construir geriátricos públicos como principio, y sí en ocasiones la creación de centros de día. Hay terrenos, y mucha necesidad en una ciudad –la segunda más pobre de la comarca y con 15,2% de pobreza crónica– en la que un amplio sector no puede pagarse una residencia privada. Todos sabemos de pensiones geriátricas y centros infradotados donde se producen abusos en lugares recónditos de municipios pequeños, acabar en ellos es un mal asunto.
Así pues con una concejala médica proveniente del sector geriátricos y una alcaldesa en la presidencia de los Servicios Sociales de la Diputación; tal vez haya llegado el momento de dotarse del ansiado equipamiento. Y en una ciudad en que la eficaz gestión del médico concejal Saavedra nos consiguió el Hospital Comarcal y que junto a los psiquiátricos: son una gran fuente de empleo. No se entiende demasiado como Sant Boi no hace de su necesidad una virtud como los zamoranos y abulenses y crea un polo de atracción para la industria de servicios y atención geriátrica, facilitando la instalación de los mismos y consiguiendo a cambio entre otras ventajas (empleos e impuestos) plazas bonificadas para su población senecta santboiana. Y por supuesto no renunciar a los centros de día que se declara dispuesto a financiar el señor Chakir el Homrani de ERC.
Son muchos años de lloriqueos y exclamaciones. Es preciso reaccionar porque la generación “gris plata” puede ser peligrosa antes de morir; vean sino las protestas de pensionistas y de otro tipo, llenas de abuelos indignados, en Sant Boi y en toda España.
Lo que es justo y necesario debe ser atendido con urgencia y más geriátricos en Sant Boi son imprescindibles.
Olga Puertas es concejala no adscrita en el Ayuntamiento de Sant Boi de Llobregat