Desenredando

Leo el artículo de la compañera y amiga Olga Puertas del pasado 4 de abril y no puedo evitar la idea de contestarle, al menos algunas cuestiones.

Primero comienza con el debate parlamentario entre Victoria Kent y Clara Campoamor, el discurso de sus intervenciones es muy bueno -el de ambas-, se realiza el 1 de octubre de 1931 y, como casi todas las intervenciones parlamentarias de la II República, muestra un gran nivel intelectual, literario y oratorio, a diferencia de… casi todas las intervenciones parlamentarias realizadas entre 1977 y la actualidad -tal vez lo mejor sea el chascarrilo de Camilo José Cela cuando fue senador por designación real, aquello de “no es lo mismo estar dormido que durmiendo, como no es lo mismo estar jodido que jodiendo”, a eso se limita lo “máximo” de los discursos de la democracia actual.

Bueno, Olga dice que Victoria Kent aboga por “congelar” el voto femenino por una presunción de inmadurez de la mujer y que Clara Campoamor niega la mayor, diría que es una simplificación de sus posturas y discurso.Cierto es que Victoria Kent -muy a pesar suyo- piensa que aún no es el momento de dar el voto a la mujer, pero en realidad creo que no habla de que éstas sean “inmaduras”, por poner un símil, lo que viene a decir es que a un esclavo antes de declararle libre hay que quitarle las cadenas y liberarle de hecho y no sólo de derecho de la tutela del amo ¿por qué? Pues para evitar que la libertad declarada sea vacía y se quede en pura retórica. Clara Campoamor dice que primero de todo se le declare libre y luego ya se procederá a ir quitando cadenas y tutelas. ¿Es un problema de madurez o inmadurez? No, es un problema “fáctico”, de “situaciones de hecho” y del control ejercido en una sociedad claramente patriarcal -mucho más que la actual que aún lo es-.

Sin que tenga mucho que ver pero sí algo, Victoria Kent teme que suceda lo que a día de hoy sucede con muchos ancianos a cargo de instituciones religiosas: que sin preguntarles que desean votar -e incluso en contra de sus deseos- los cuidadores los llevan “amablemente” a votar con la papeleta y el sobre preparados… no por el votante sino por quién le lleva. Es decir, se ejerce un “dominio” ilegítimo sobre la persona.

Clara Campoamor sin negar esa posibilidad ve la cuestión como un tema de derechos fundamentales y piensa que éstos no se pueden “congelar” ni “postergar” y que “sí o sí” se deben conceder de inmediato con independencia de otras consideraciones. Puede decirse que la votación y el debate lo gana Clara Campoamor. Pero, deseaba romper esa lanza en favor de Victoria Kent.

Olga pasa de aquel debate -que con propiedad cabe calificar de histórico- a relatar el avance realizado en el campo de la igualdad entre hombres y mujeres y nos da una serie de nombres de políticas a modo de ejemplo de dicho avance. Bueno, sin desmerecer ni la capacidad ni el papel de las mujeres mencionadas -como podría mencionarse otras- diría que no cabe complacerse en los avances realizados -que han sido tales por los cambios sociológicos reflejados después en lo político y jurídico- porque… queda mucho por realizar, creo que pocas dudas hay de que el modelo social sigue siendo heteropatriarcal y creo que en ese campo cualquier persona que abogue por la igualdad ha de ser feminista -sin matices ni adjetivos, estos últimos sólo sirven para decir “bueno, lo soy pero…” y ya sabemos lo que viene tras un “pero”: la refutación de la afirmación inicial-. Pero Olga aún hace otra pirueta: pasa del tema de la mujer y de la mujer en política al de los problemas españoles y santboianos.

Sin duda la contribución de la mujer a su solución ha de ser importante y hasta decisiva sencillamente porque al menos será la contribución del 50% de la población -normalmente algo más pero, confieso que desconozco el censo actual, esa mayoría de mujeres se debe a que su esperanza de vida es más larga, en puridad y en número de nacimientos creo que eran mayor número los masculinos que los femeninos-.

Ahora bien, la solución de los problemas mencionados por Olga no será ni femenina ni masculina, será política y, por decirlo así, “con ausencia de género”. Lo que Olga despacha como “problemas de desunión regional” me temo que es bastante más grave que eso, porque son “problemas de desunión nacional” de compleja solución y, no porque sea compleja es menos necesaria, pero para encontrar una solución debe reconocerse la realidad, de lo contrario viene a ser como llamar a cualquier enfermedad “cólico miserere” y te quedas tan ancho -y puedes probar a ver si haciendo un buen “sangrado” mediante sanguijuelas resuelves el tema, me temo que el enfermo tiene muchas papeletas para acabar pasando a la Gloria del Señor-.

Poco después dice que hay “graves problemas sociales” -cierto- en “los suburbios de Sant Boi” -no cierto-, yo diría que hay graves problemas sociales en Sant Boi y en el conjunto de la sociedad, lo de “suburbios” entiendo que será más bien un “lapsus linguae” dado que en Sant Boi no hay suburbios si por ello entendemos zonas marginales, lo que hay son barrios humildes pero, por poner un ejemplo, nada parecido a la “Cañada Real” de Madrid -afortunadamente para nosotros-.

Después pasa a desgranar una serie de problemas -con los que podemos estar de acuerdo, aunque algunos sean matizables o discutibles- y ofrece soluciones, pero, no Olga, no son soluciones “femeninas” son medidas que una determinada ideología -derecha- y un determinado partido -Ciudadanos- plantean y, en este caso, lo hace a través de ti, que eres su cabeza de lista a las elecciones municipales. Es obvio que hay otras soluciones que algunos y algunas pensamos que serían mucho más adecuadas, evidentemente desde otras ideologías y formaciones, en el caso de quién escribe desde Podemos.

Un ejemplo claramente ideológico, Olga dice que se permite que l’Ateneu “lo lleve un grupo de ocupas”, bueno, yo no diría eso, lo que se hace es colaborar entre quienes se han preocupado desde la sociedad civil santboiana por l’Ateneu y que se integran en la “Associació d’Amics de l’Ateneu” y la institución municipal -y eso es cosa que no me duelen prendas en reconocer que está en el balance positivo de la administración del PSC-ICV-. Olga, lo siento, pero tu calificativo de “ocupas” y en el sentido que lo empleas es… claramente prejuicioso y… muy propio de la derecha -entre otras cosas muestra que no sabe lo que es el movimiento ocupa, en las ocupaciones se deben distinguir una cosa de otra, como dijo el citado Cela “no es lo mismo estar dormido que durmiendo”.

Para finalizar, si tu te acuerdas de Clara Campoamos yo me acuerdo de Clara Campoamor, de Victoria Kent o de Fedérica Montseny entre otras muchas compañeras que han contribuido en el pasado -como las que contribuyen en el presente- en el logro de una sociedad feminsta -sin adjetivos-.

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