Tras los banquetes de fiestas quedan las sobras, que se aprovechan mal, a pesar de las campañas previas para donar alimento. Se suele calcular al alza y el sobrante, a la basura. ¿Sant Boi recibirá las sobras del banquete metropolitano de Barcelona tras las elecciones?
El 2018 ha sido hiperpolítico y falto de hechos positivos para la mayoría, salvo en Andalucía y su ilusionado cambio. Los jueces siguen siendo decisivos, mientras que los acuerdos y pactos políticos casi imposibles. En la esfera local: Sant Boi sigue con sus indicadores sociales en rojo: 15,2% de pobreza, un 12% de paro, una renta/cápita por debajo la media española y la segunda ciudad más pobre de la comarca del Baix Llobregat, que se recupera lentamente. El fracaso y abandono escolar supera la media catalana.
Desde academias de idiomas, confirman la polarización del alumnado postcrisis: adultos que buscan emigrar o promocionar. Además hay pocos niños, cuando antes de la crisis eran mayoría. No sobra el dinero a los padres y no hay una Escuela Oficial de idiomas.
En informes municipales se reconocen déficits proteínicos en muchos hogares. Los pensionistas se indignan porque muchos deben de mantener a hijos y nietos. Se dan 5.000 raciones del Banco de Alimentos. La ciudad en 5 años tendrá un 25% de mayores de 55 años. La natalidad es baja. Tanto que se cierran clases en escuelas.
Sant Boi es la tercera ciudad de la comarca con más extranjeros: 6.737 sino estaría en regresión demográfica. Sin embargo, su política inmigratoria es pura dejadez. Porque no se les facilita el test CCSE para nacionalizarse, habiendo Oficina DNI y Juzgados. AGBAR con donativos a refugiados ayuda a disimularlo : “De quien mucho abarca poco aprieta”.
Viviendas sociales bien pocas y algunas ocupadas ilegalmente al igual que los centenares de viviendas “okupadas” de forma irregular, sin ningún control inspector. Desde el tren y junto al Canal van proliferando chabolas. También en el Parc Agrari las hay. Son todo un símbolo de que la vivienda asequible no sobra, falta. Mientras muchos vecinos desean un vuelco a la andaluza; nuestros ediles mantienen acuerdos con la tiranía sandinista en San Miguelito y su alcaldesa ilegal.
Tiros, muertos, detenidos y exiliados no conmueven a nuestros responsables, aún a pesar de la condena de la OEA. Seguro que los refugiados “nicas” no llegarán a Sant Boi, porque explicarían la triste verdad de su dictadura.
He hablado de vuelco y como en Andalucía, es posible el cambio en Sant Boi siempre que se priorice la Economía local y su mejoría urgente.
Nuestros polígonos son clave, están concentrados y cerca de la futura ampliación del aeropuerto y su zona logística; pero son puras antiguallas sin lo necesario para competir con otras zonas vecinas. Sabemos que los militares de nuestro cuartel están dispuestos a irse al “Prologis” pero los problemas económicos del Ayuntamiento lo impiden, y lo declara así: el Inspector General en el Anuari “Llobregat”. ¿Cuándo dejarán de hacer amagos de especulador en pos del “pelotazo” inmobiliario”? y atenerse a la realidad tras más de 20 años de inflar globos especulativos. Un interventor pedía justificar los 2 millones de euros de subvenciones, con detalle auditado. Se hará. Nos faltan hoteles, cuando otros los tienen ya.
Pensemos en un magro Ayuntamiento como el de Estonia: muy digitalizado, con funcionarios móviles y cierta polivalencia. Una policía local muy coordinada con los mossos y con buena relación con guardias civiles y nacionales de manera obligada. Pura sinergia antidelito.
Sin mujeres acosadas a pesar del “Sistema VioGén” , juzgados y pulseras; sabiendo las cifras de afectadas. ¿Por qué se oculta el dato?. Sant Boi no quiere las sobras del banquete metropolitano: gaseoductos, tuberías, torres de alta tensión, vías, sobrevuelos molestos; quiere un equilibrio entre lo que cede y se priva y lo que debe recibir a cambio de sus terrenos. No más sobras.