Acaba el 2019 y resuena el verbo “coser” para referirse a una función de los políticos, que es mantener el equilibrio social -vía diálogo y debate-, pero sin olvidar aquella premisa de Josep Pla: “Un gobierno debe garantizar el orden y la moneda”.
Hoy ambos temas están en Cataluña debilitados. El desorden social, con sus duchas escocesas de frío y calor, desanima al empresariado que cambia sus sedes fiscales a millares (4558). Además, hay que sumar el desorden callejero y los bloqueos de las vías de comunicación, que contribuyen a aplazar inversiones o a irse a otros lugares. El llamado orden público esta cuestionado en lo más profundo.
Ante esto, la administración municipal, en su mayor parte socialista, ha optado por el “mal menor”. Eludir tomar postura siempre que sea posible, jugar con la ambigüedad y ceder un mínimo ante los inevitables retos independistas.
Sant Boi siempre invisible y remiso a significarse, sin personalidades singulares (solo 2 diputados en su historia), ha elegido la vía de Cornellá, ciudad casi con los mismos habitantes, más pobre en renta que Sant Boi y con problemas sociales parecidos. Sin que esta afinidad le haya reportado gran cosa.
Así que rehúye el debate con la oposición. En el último semestre, con sus 40 años consecutivos de gobierno y coaligado, sigue con su idea de continuar al mando, porque “ellos sí saben gobernar”. Sin embargo tras 40 años el PSOE andaluz ha sido barrido del poder y en Sant Boi con mucha población sureña el hecho ha inquietado al mando socialista.
Ellos seguían con su ”profesional discurso”. Ahora, un falso documental sobre el aire puro, un slogan -“Coser barrios”-, una loa al agricultor al que se le codician sus terrenos, un desentenderse de los “agujeros negros” de la miseria social creciente, ya un 15,2% con ligeros paliativos, un fracaso escolar superior al medio catalán, un paro casi estable sobre el 12%… Pero sí, el susto andaluz dio que pensar. Allí hasta hubo “cisne negro” ¿VOX podía repetir a PxC en Sant Boi? Había conjeturas sobre los “otros”, nombres, posibles socios…
Pero llegó -la revelación del año- y no estuvo en la amodorrada cháchara de los plenos, para responder a la oposición, con sordina y desdenes. Madrid y su Hacienda que recela de Sant Boi (intervenido 2 veces) nos explicaban a todos con los números y la fría estadística oficial (la muy fiable de Hacienda) que el Sant Boi de los 40 años socialistas tenía, con datos oficiales extraídos de sus declaraciones del IRPF 2016, -una Renta media bruta de 25.645 euros, por debajo de la renta media española de 25.950 euros- y que de todos sus vecinos era el más pobre, salvo Cornellá. Por supuesto -la ciudad guía-, nos salvaba de ser los más pobres de la comarca. Somos los segundos tras Cornellá.
Hacienda reconoce que la presencia de extranjeros: 6.737 personas -Sant Boi, la 3ª con más extranjeros de la comarca- influye. Porque aunque empadronados, no tienen la mayoría que declarar. También evidenciaba el gran numero de pensionistas exentos de declarar y los exentos por pobreza (15,2%) que no pueden pagarse la subsistencia.
Esta es la revelación de Hacienda. La pura verdad de los 40 años de gobierno socialista: una pésima gestión económica. Así pues, nada de composturas y arreglos. Sant Boi necesita un traje, un vestido nuevo para tapar sus vergüenzas. Buen año 2019.