Durante años hubo el furor de buscar tesoros con aparatos detectores de metales, eran tan baratos que impulsaron las búsquedas de urnas o acopios de monedas y vajillas, los estímulos tenían su base en leyendas urbanas: de avaros desconfiados o los escondites de ladrones o víctimas de la guerra civil…no consta que en nuestro extenso territorio sanboyano, se hallarán tesoros; incluso en el antiguo Camino del Llor, en donde los campos de algarrobos dieron paso a una oscura especulación inmobiliaria. Porque además en esta zona siempre hubo un tesoro a la vista de todos, que pasaba desapercibido y al que se evitaba mirar o acercarse a él, y en donde se oían gritos sobrehumanos.
Si bien nada menos que Pérez Galdós en “Doña Perfecta” ya aludía elogiosamente al “Tesoro” y a su “tesorero” al todavía desconocido Doctor Pujadas, a quien un allegado dedicó un estudio, presentado al “premi Literari S. Boi”, sin premio claro. Pujadas (1811-1881) era un médico igualadino, -federalista y progresista-, que debió exiliarse (Londres, París) y al volver pretendió cambiar el tratamiento de los “locos” en su clínica-balneario de la calle Canuda de Barcelona en donde las protestas del vecindario (por los gritos de los internos) le obligaron a mudarse a Sant Boi y alquilar un convento desamortizado, donde reinició su actividad con éxito creciente. Tras años de innovar y humanizar las curas (Balnoterapia y laborterapia), y recibir cargos y medallas (Carlos III e Isabel la católica) Pujadas y sus socios se arruinaron; muchos años después el Padre Menni, un milanés resucitador de la orden de S. Juan de Dios se encargó del sanatorio que seguía siendo un “Tesoro” para Sant Boi. La gestión mejoró y se creó un sanatorio femenino. Empezaron a gran escala los suministros necesarios y el aumento de plantillas para atender a la población interna. Tras las “represalias” de los primeros meses de la guerra civil, se volvió a la normalidad anterior. La revolución farmacológica de los años 60 suavizó el régimen interno de los enfermos y de sus cuidadores. Dejaron de oírse los frecuentes alaridos de los ingresados agudos y crónicos. El trabajar en los “sanatorios” continuó siendo un objetivo para muchos sanboyanos. La antipsiquiatría de Basaglia con el cierre de manicomios y los tratamientos extensivos, llegó atenuada a nuestra ciudad, pero hizo del complejo psiquiátrico un lugar abierto a visitas y a la práctica de deportes (tenis) para externos, la creación de pisos albergue y dispensario externo: mejoró la valoración y disminuyó prejuicios.
Ya no nos valen las medallas y el título de “Ciudad hospitalaria” para Sant Boi ni el abuso del “autobombo” hacia la Orden de S. Juan de Dios. Es necesario recordar que el Parc Sanitari de S.Boi genera 1.700 empleos directos y unos 3.000 empleos indirectos o inducidos en cálculo actual. ¿Podemos aspirar como sanboyanos a solo ser subalternos: cocineros, celadores, oficinistas, porteros…? O bien cualificarnos y hacernos necesarios con una Formación profesional sanitaria adecuada a las necesidades de los nuevos tratamientos, con programas de prácticas y de formación dual. ¿Podemos ya? –NO- pues resulta que tras más de 100 años de existencia de los psiquiátricos y con 36 años de gobierno municipal socialista, seguimos careciendo de ramas de Formación sanitaria en nuestras escuelas de F.P. públicas y privadas que puedan atender la demanda laboral de nuestro “Tesoro”: el Parc Sanitari, el Hospital y la red de geriátricos, consultas médicas y de farmacias existentes. Ahora nuestros jóvenes deben irse a Viladecans, al igual que a aprender idiomas, en sus escuelas oficiales. Exijamos un vuelco a esta situación absurda. Porque el primer empleador de S. Boi es el Parc Sanitari y el segundo el Ayto. de S. Boi, ¡ A ver si se ponen de acuerdo en el “Cluster”…! sito en el Palacio de Marianao, otro tesoro local en semiruinas. Debe ser que en S. Boi hay muchos tesoros a la vista, sin necesidad de comprarse aparatos busca-tesoros.
Olga Puertas es concejal de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Sant Boi