A la hora de hacer balance de las elecciones catalanas, debemos celebrar en primer lugar que, desmintiendo los pronósticos agoreros de algunos, la jornada pudo desarrollarse con normalidad gracias al sentido del deber cívico demostrado por los ciudadanos y ciudadanas.
Me gusta ver la política como la solución civilizada para resolver los problemas de la comunidad y la ciudadanía, y no como el problema para conseguir réditos partidistas cortoplacistas.
Apelo a la serenidad, la implicación y la responsabilidad. Necesitamos una mirada amplia ante lo que estamos viviendo estos días, porque si, finalmente, ha de cambiar nuestra historia que sea para mejor