Boomerang

Olga Puertas, candidata a la alcaldía de Ciudadanos, a las puertas de Can Massallera // Elisenda Colell
Olga Puertas // Arxiu

En pleno agosto hay temas que vuelven con fuerza, como esta arma arrojadiza australiana, el boomerang, que si se lanza bien acostumbra a volver al lanzador. Trataré, desde un punto de vista crítico, de recordar algunos asuntos que he trabajado desde la oposición, procurando un sesgo local, ante todo.

Sant Boi, a sus 83.775 habitantes (2021), podría añadirle según otras fuentes unos 3.000 habitantes sin censar; aún así muy lejos de los 100.000 que desean las dirigencias PSC al mando desde hace 43 años. Pero con sus 22 km2 y un menguante 3% de suelo edificable y una alta densidad sobre los 3.700 hab/Km2  en muchos barrios, con viejos edificios de los años 60-80 pendientes de adecuación sostenible, desvía su necesidad edificatoria por lugares discutibles que precisan hasta de modificaciones del PGM y del PDU.

Este es uno de los grandes temas que vuelve, hasta con los anuncios de una cooperativa sindical, que vende pisos desde: 196.000 euros inasumibles para la mayoría de jóvenes. Desde hace décadas es el gran problema local. Con los realojamientos masivos de los chabolistas barceloneses, en viviendas sociales (5 Rosas, Muntanyeta, Cope) construidas en la era franquista, poco más se ha hecho para mantener el necesario parque de viviendas sociales.

Eso en un Sant Boi condicionado por un parque agrario y un cuartel logístico (el último), que limitan su desarrollo urbanístico. Sobre ambos temas, la discusión está abierta, pero las mejoras no llegan ni parcialmente aún siendo temas de vital importancia. 

En este retorno de temas irresueltos aparece el llamado Parque Sanitario, concertado a través de la Orden de San Juan de Dios. El hospital, junto con los dos psiquiátricos, son la base de más de un millar de empleos directos; aunque el malestar laboral de los empleados sea un tema recurrente sobre el que el ayuntamiento se “lava las manos”.

He solicitado la enfermería psiquiátrica y unos centros de atención para las nuevas adicciones TIC y conductas de riesgo juvenil. Siempre se ha puesto sordina a la necesidad de que la atención psiquiátrica en Sant Boi volviera a ser puntera como lo fue en 1854, con el primer centro de España. Se replica con un  “clúster” de salud mental, sin apenas logros. Ahora tras el COVID, los trastornos mentales persisten sin la necesaria corrección de la tendencia, que se traduce en un aumento de toxicomanías y  suicidios.

Con los años de gestión PSC nos dotamos de dos lujos, una emisora “pirata”, municipalizada, de gran gasto y escaso rendimiento social (un caro juguete en la era internet) y un síndico de agravios, una función redundante, que inauguró Santiago Vidal, exgerente municipal y responsable del vergonzante hermanamiento con San Miguelito, hoy una filial de una dictadura repulsiva y cruel. 

Hay pobres, sobre un 20% y en aumento: no disimulemos, afrontémoslo . Pero a veces, el boomerang mal lanzado nos impulsa a futuras empresas empleadoras a Viladecans, donde sí existe retorno seguro. Finalmente, me gusta la música, pero hasta con una Escuela Musical, no tenemos figuras de relieve: Rosalía, San Esteve; Alfred, el Prat; Joan Dausà, Sant Feliu . Sí, tenemos un apagado “Altaveu”, pero carecemos de Banda Municipal como el Prat y otros ayuntamientos; aunque es cierto que tenemos una banda de tambores a lo Carlinhos Brown, que despierta a un muerto con su machacona charanga. Todo es un pobre retorno, que en muchos casos no debiera serlo.

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